15.7.09

DEJAR ABIERTA LA PREGUNTA


Decir Todos o Ninguno no pretende, de ninguna manera, ser una respuesta veloz ante los interrogantes que producen las pandemias proliferantes o las hecatombes climáticas. En todo caso, es simplemente una pregunta que busca permanecer abierta.

Hay distintas formas de pensar estos problemas que nos interesan. Desde cierto punto de vista, el fin del mundo tal como lo vemos podría ser sólo una paranoia pasajera, desde otro, una visión hiperrealista con resultados inevitables.

En todo caso, cuando se trata de tomar alguna posición con respecto a un tema cualquiera, nos encontramos siempre con un mundo altamente complejo, supracomplejo debido a una globalización que nos mina el territorio de miradas, hechos, variables… que deben tenerse en cuenta al momento de tomar la palabra y decir algo medianamente serio. Basta que adoptemos una posición (que creamos en algo) para que algún dato nuevo o no ponderado nos haga flaquear y dudar de nuestras convicciones.

Es que la inmensa complejidad de los procesos naturales, humanos y sociales hacen cada día más laborioso cerrar el pasado y adelantarse al futuro, el cual se manifiesta más y más incierto. Últimamente, viene al caso, hemos escuchado decir tantas cosas sobre la crisis financiera mundial que la pérdida de horizonte y criterio ha sonado inefable, inminente para el tipo común pero también, quizás, para los grandes estadistas. ¿Qué ocurre cuando Consultoras de la importancia internacional de Mooby se hunden debido a sus pésimas predicciones económicas? Obviamente que estas organizaciones panópticas, encargadas de predecir el futuro, manejan sus datos de acuerdo con intereses millonarios, esos intereses imponen visiones, y producen realidades; aunque a veces algo sucede, algo escapa al calculo, y se impone, y las esteriliza. Es imposible manipular todas las variables o ejercer un control absoluto sobre los desarrollos del globo (¿ilusión y utopía del capitalismo?)

Hace 30 años el mundo era notablemente más pequeño, vivíamos en un fragmento de realidad más acotado que el actual (millones de argentino creímos que Malvinas era una buena causa y que íbamos ganando, poco se escabullía de esa realidad común, hoy sería impensable un engaño tan básico, hoy las manipulaciones son atmosféricas, casi nadie se esmera en la inútil misión de separar el mundo virtual del mundo supuestamente real, como si lo real estuviera en algún lado, tipo Matrix). Actualmente, con el avance de las comunicaciones, una crisis en China influye directamente sobre el humor económico de Pueblo Gómez, teoría que hace algunas décadas valía una internación por demencia. Con Google, hasta Wells es un cuentista para niños. De hecho, la inmensa realidad global sólo puede armarse a partir del tratamiento que hacen los medios de comunicación, con la problemática a ello aparejada; el gran ojo observa y filtra realidades.


Así, una pandemia es bastante más que un virus, es también un conjunto de comunicaciones que producen determinados eventos sociales a nivel mundial, una pandemia puede ser un virus genéticamente comprobado, pero aún éste, más o menos letal, no puede funcionar sin su amigo el aparato comunicador; el terror también es un arma para someter y gobernar.

Mal que nos pese, nuestra realidad es mediática, primero por nuestro psiquismo, por nuestras condiciones de experiencias familiares geo-socio-históricas, y por el fragmento material asequible. No por ello se trata de una realidad menos real, en todo caso, toda realidad es virtual, siempre mediatizada, y cada día más tecnologizada.


¿Cómo generar un saber sobre sucesos nacionales o globales sino a través de los aparatos de comunicación en todos los soportes? Y Aún más importante: si ese saber resulta necesario a la hora de tomar posición sobre cualquier tema: ¿Qué tipo de búsquedas deberíamos realizar para informarnos? ¿Es ingenuo esperar garantías? ¿Con qué criterio deberemos seleccionar la información y qué parámetros serían exigibles para reconocerles fidelidad? Tarea que no sé si tiene algún sentido. Preguntas que valen la pena formular y reformular.

Como fuere, la idea que proponemos es la de tomar una posición aunque siempre provisional, y en el mejor de los casos, sustentarla lo suficiente como para que logre polemizar con otras posiciones. El combate entre verdades produce mayor circulación. Debería bastar que una verdad se imponga sobre otra para que renunciemos a ella, hay quienes afirman que el margen se hace centro y el centro se hace margen, es decir, la verdad hoy sometida es la verdad luego hegemónica. Quizás, como trabajo casi de transvaloración, resulten importantes dos cosas:

1. Tomar una posición, la más reflexiva que se pueda.
2. Ponerla a discutir con otras posiciones sin pretender imponerse o aniquilarlas.

Finalmente, animarse a mantener la guerra, la indefinición permanente, la apertura en la incertidumbre duradera, requerimiento incómodo para los que necesitan saber, para los que sólo pueden vivir cuando ven, creen o defienden una dirección, un sentido como forma de experimentarse serenos.

Estas reflexiones tienen que ver con otras miradas puestas en tela de juicios frente a consignas como Todos o Ninguno. Para los que creen que se trata de una paranoia más, la vida siempre se abre paso, el hombre es apenas un eslabón más de las especies y quizás deba hallar su próximo e irremediable final; además, incluso, imaginar lo que viene no significa necesariamente que pueda evitarse.


Desde los egipcios en adelante los hombres no han sido iguales, no han ocupado los mismos lugares ni han gozado de los mismos beneficios culturales ni político-sociales. Algunos opinan que todos somos hacedores de cultura, pero sólo ciertos sectores pueden interpretarlas, dirigirlas, enaltecerlas mediante disciplinas altamente valoradas; estos sectores, por como vamos, llegarían al límite de interpretar el suicidio de la especie humana como una obra de arte, a partir de lo cual sería realmente rústico decir que se desemboca en una hecatombe holywoodense por ambición o estupidez.

En este sendero, las epidemias son modos de equilibración donde grandes poblaciones perecen. Para algunos, el hombre sabrá encontrar, como ya lo ha demostrado, soluciones al problema de la polución, la quema de combustible y la proliferación de enfermedades. Aprenderá a utilizar las aguas marinas para el riego y hasta conquistará otros planetas pensando en las futuras generaciones. Desde este foco, quizás, al mundo le sobre suficiente tela, el hombre seguirá encontrando soluciones y formas de prolongar la vida, se derritan o no los hielos continentales, en todo caso, si la extinción no puede evitarse, o al menos la muerte en grandes masas, así será; pero no! es pura paranoia apocalíptica. (Aunque los hielos continentales se derritan efectivamente y aún se dude, 40 años después, si realmente hemos pisado la luna).


LA IGUALDAD



La igualdad de posibilidades no es un problema menor. Cuando le preguntamos a un profesional de la Salud pública cómo repartir sus recursos, miles son los debates y todos, finalmente, responden a criterios políticos puntuales. No hay decisión que no responda a intereses, eso no es ni bueno ni malo, somos animales políticos, no nos rigen los códigos instintivos. Pero volvamos a esto: Si tengo 5 millones para distribuir entre una población con problemáticas puntuales, ¿qué criterios utilizo? Un ejemplo: Cuento con el recurso para una cobertura por hemodiálisis: ¿asigno el tratamiento al almacenero que trabaja de sol a sol y los domingos se dedica a colaborar con un comedor infantil o al pibe de la esquina, que se droga y no hace nada por su vida, y encima le pega a sus hijos y a su mujer? Parece un planteo rebuscado, y no tanto, pero vale la pregunta.

Otro ejemplo: El estado debe decidir sus políticas de inclusión social mediante la distribución de recursos (siempre finitos) ¿Decidirá por jóvenes con más chances de inclusión que otros? ¿En oficio de qué criterios lo establecerá? ¿Es un sufrimiento que anula cualquier inserción social (una enfermedad mental severa, por tomar un prototipo) motivo para privar a alguien de consideración humana? (Ya lo hemos vivido con la Alemania nazi, el horror de una tecnocracia eugenetista y xenófoba).

Pero no son preguntas que deban evitarse, algunos no quieren plantearlas porque las consideran políticamente incorrectas. Se instala nuestra pregunta, quizás de otra forma:

¿En qué sentido es pertinente, o posible, o adecuado, o realista, plantear: TODOS O NINGUNO?

¿Hasta dónde somos idealistas y hasta donde necesitamos de un idealismo?

Tomemos una o varias posiciones, y las pongamos a luchar.

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